viernes, 25 de julio de 2008

El Zorro

Guy Williams fue un actor de cine estadounidense que personificó héroes de capa y espada en las décadas de 1950 y 1960. Su verdadero nombre era Armando Catalano. Nació en Nueva York el 14 de enero de 1924 y falleció en Buenos Aires (Argentina), posiblemente el 1 de mayo de 1989 (fue hallado muerto el 6 de mayo de 1989). Para realizar El Zorro, el actor tenía que ser atractivo, con un aire latino y con alguna experiencia en esgrima. El mismo Walt Disney entrevistó a Guy Williams (de 32 años de edad), e inmediatamente le pidió (cómicamente) que se dejara “un bigotito no muy largo ni muy grueso”. El pago que pidió Williams era muy alto (2.500 dólares por semana), pero se le otorgó. Guy Williams retomó su entrenamiento profesional de esgrima con el campeón belga Fred Cavens (que también había entrenado a Douglas Fairbanks, Errol Flynn y Tyrone Power), ya que —según el pedido de Walt Disney— en el programa utilizarían espadas reales sin protección. Disney le ordenó que —para interpretar al Zorro a la perfección— tomara clases de guitarra con el famoso Vicente Gómez. La serie, con episodios de media hora, finalmente debutó en la red televisiva ABC el 10 de octubre de 1957. Tuvo un instantáneo éxito en EE.UU., alcanzando el ráting más alto hasta ese momento en un programa de televisión. Williams utilizaba un caballo negro (llamado Tornado en los cómics), pero en una filmación donde había disparos, el animal cayó en un barranco y tuvo múltiples fracturas, por lo que tuvo que ser sacrificado. Después del accidente con el primer Tornado, trabajó con dos caballos. Uno era fantástico en las escenas de corridas, pero no le gustaba saltar. Tampoco le gustaban los closeups, cuando el Zorro hablaba con el sargento García, Tornado quitaba la cabeza y la escondía hacia atrás. Entonces tuvieron que usar otro caballo negro más fotogénico. Hubo también un caballo blanco llamado Phantom (Fantasma), debido a que el director pensaba que para las escenas en la oscuridad, el Tornado negro prácticamente se hacía invisible. Pero este Fantasma no duró mucho tiempo, y volvieron al Tornado negro. El show duró 78 episodios (dos temporadas, del 57 al 59) y una película editada de los episodios de televisión: La marca del Zorro (1958). El tema musical (compuesto por Norman Foster y George Burns, y cantado por The Chordettes (Los Acordecitos) alcanzó el número 17 en el hit parade. Williams no hacía las escenas de peligro, pues en caso de lastimarse hubiera demorado la producción de la serie. Entonces, mientras él grababa en estudio, su doble hacía las escenas de cabalgatas entre las montañas, en exteriores. Esta serie creó una verdadera epidemia de grafitos de la letra Z en los pupitres de las escuelas en todo Estados Unidos. Se pueden ver ejemplos de éstos en los escritorios y mesas de esa época. Último viaje a Argentina Pronto volvió a la ciudad que le había abierto los brazos y lo había adoptado como un ídolo. En esta última etapa en Buenos Aires, Guy cultivó un perfil bajo. Sólo raramente salía una nota en la revista Radiolandia, que El Zorro vivía en Buenos Aires. Le gustaba tomar café en La Biela, en el barrio de Recoleta, leyendo The Buenos Aires Herald. Se lo veía caminando desde el hotel Alvear al edificio donde vivía (y donde todos lo conocían). Continuó haciendo amigos argentinos. En abril de 1989, mientras pasaba su vida solo en Buenos Aires, Guy Williams (de 65 años de edad) repentinamente desapareció. El 6 de mayo la policía local forzó la entrada de su apartamento en el céntrico y lujoso barrio de La Recoleta, encontrando su cadáver. Había sufrido un aneurisma cerebral aproximadamente una semana antes (ya había sufrido uno en 1983, en California) mientras estaba solo en su apartamento en Ayacucho 1964, y no sobrevivió. El 6 de mayo de 1989 los vecinos —que habían notado su desaparición—llamaron a la policía, que lo encontraron muerto en su apartamento. Cuando fue hallado tenía el bigotito y las patillas características del Zorro. Gracias a los esfuerzos de su compañero Fernando Lupiz, sus restos quedaron dos años en el panteón de la Asociación Argentina de Actores

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